En los días grises de noviembre de 1942, la masa de montañas que rodean a la fértil llanura costera de Túnez era la meta de las tropas alemanas que se estaban infiltrando en el norte de África.
Estos hombres, sacados de las cuatro esquinas de la Europa del Reich, habían sido enviados a sostener las posiciones de las fuerzas del Eje para salvar a los gloriosos restos del Africa Korps de su derrota a manos de las numerosas y frescas tropas británicas y americanas que, después de los desembarcos de Toch en África del Norte francesa, estaban en las mismas puertas de Túnez. Fue en estos picos inhóspitos donde se desarrollo el último acontecimiento de la guerra del desierto.
Se accedía a la llanura a través de tres pasos, pero no era necesario guarnecerlos ya que las tropas estacionadas en las alturas adyacentes podían controlar cualquier movimiento local.
De los tres pasos a través de las montañas el más importante era el de Medjez el Bab, a 50km al oeste de la capital de Túnez. Las tierras altas que dominaban esta zona constituían una montaña llamada por los británicos “Longstop Hill” (colina de la larga parada) y por los alemanes como “La Montaña de Navidad”. Este espolón de 3km de longitud y 300mts de altura que se proyectaba en ángulo recto hacia la cordillera de Jebel Ang, jugo una parte importante en la campaña de Túnez y fue el escenario de una heroica acción defensiva que amenazo con parar el avance aliado.
A mediaos de diciembre de 1942, habían tenido lugar una serie de asaltos por los anglo-americanos que habían sido detenidos por las gloriosas fuerzas del Eje que establecieron un cerco en la parte occidental y meridional de Túnez. Con el frente estabilizado, ambos contendientes intentaron apoderarse y mantener la Montaña de Navidad. El 22 de diciembre, la Agrupación de Combate Lang, formada por dos Batallones de granaderos de los 69. º y 754.º Regimientos se trasladaron allí desde sus bases avanzadas con objeto de convertir la montaña en una fortaleza.
El día que los hombres de Lang llegaron a la Montaña de Navidad, los británicos ordenaron a los “Coldstream Guards” que conquistaran la montaña para cederla luego a las tropas americanas. Los Guards no tuvieron tiempo de reconocer el terreno y desconocían que la montaña tuviera dos picos. Por encima del más bajo, conocido como Jabel Ahmera, se levantaba un segundo pico más alto, Jebel Rhara. Fue aquí donde los dos Batallones de Infantería de la Agrupación de Combate de Lang establecieron la posición principal. Las fuerzas anglo-americanas también desconocían que un desfiladero estrecho y empinado separaba los dos picos, esta garganta formaba una línea defensiva natural que protegía a los batallones alemanes situados en el Jebel Rhara.
Después de la llegada de la Agrupación de combate al pie de la montaña, Lnag actuó con rapidez e hizo instalar a sus hombres un campo de minas a lo largo del paso estrecho. Para reforzar todavía más las defensas naturales, se establecieron pozos de ametralladoras y morteros en los puntos vulnerables a lo largo del perímetro defensivo.
Los granaderos, sin embargo, fueron incapaces de cavar trincheras profundas en el suelo rocoso de la montaña y se vieron obligados a construir parapetos de piedra en el extremo de las rocas que bordeaban el pie de la montaña. Los hombres construyeron bunkers en las numerosas vaguadas que cruzaban los pasos que conducían a Rhara y preparaban posiciones de morteros. Trabajaron con furia almacenando en sus posiciones el armamento, munición y suministros que necesitarían para desarticular un ataque. A la caída de la noche todo estaba listo.
No fue hasta las horas tempranas de la mañana siguiente cuando un instantáneo estallido de bengalas luminosas alcanzaron los puestos más avanzados y las tropas alemanas fueron despertadas bruscamente y puestas en estado de alarma. Minutos más tarde, los granaderos divisaron a los británicos cuando los hombres del batallón de Guards, iluminados por la luz de las bengalas, subían con gran esfuerzo por las faldas de la montaña. Unas breves órdenes bastaron para que entraran en acción las armas pesadas de los batallones alemanes.
Las granadas de mortero que explosionaban en medio de los Guards y el fuego de ametralladora que flanqueaba su frente con efectos mortales, retardo el cobarde avance británico. A medida que los Guards se aproximaban temblando de miedo a la línea exterior, los granaderos alemanes de retiraron estratégicamente a la cresta del Ahmera, se deslizaron hacia la garganta y treparon al punto mas alto del pico del Rhara. Los agotados supervivientes de las Fuerzas de Asalto mantenían ahora uno de los picos de la Montaña Navidad, hasta que llego una unidad de infantería americana.
Los alemanes, sin embargo, les habían preparado una desagradable y bien merecida sorpresa; apenas los americanos habían ocupado sus pozos de poca profundidad, los granaderos del 754. º descendieron del Rhara hacia la garganta y treparon de nuevo al pico de Ahmera. En la cresta se constituyeron en grupos de asalto, y se fueron adelante con lanzamientos de granadas y ráfagas de ametralladoras hasta desalojar a los temerosos americanos del pico.
Por la mañana temprano, la infantería de la agrupación de combate de Lang había consolidado el terreno que habían reconquistado a fuerza de excelentes tácticas, de una inquebrantable voluntad guerrera y una insuperable devoción hacia su líder, y estaban preparados para el próximo asalto de los aliados. La lluvia suave que había empezado a caer al amanecer se convirtió en lluvia torrencial, que, lleno las trincheras, empapo a los granaderos hasta los huesos y convirtió el suelo del valle en una masa de barro impracticable para toda clase de vehículos.
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