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miércoles, 29 de octubre de 2008

Las milicias españolas en el Virreinato del Rio de la Plata

Durante el siglo XVIII, los dispersos centros de población en la América española debieron organizar sus propias defensas para rechazar los ataques de los indios y contener las pretensiones extranjeras. Los primeros, ante la escasez de ganado cimarrón, saqueaban las poblaciones a fin de procurarse subsistencia. La frecuencia de estos ataques obligo a establecer leneas de fortines integradas con tropas veteranas y también milicianos.
La estratégica zona del Río de la Plata despertó el interés de algunas naciones extranjeras; Portugal, deseoso de ampliar su área de dominación e intensificar el contrabando, erigió en la margen oriental la Colonia del Sacramento, lo que dio origen a un largo pleito y a una serie casi ininterrumpida de hechos militares.

Estos factores conspiraban contra la seguridad del territorio, que carecía de fuerzas metropolitanas regulares y cuya organización militar se hallaba regido por las antiguas disposiciones, contenidas en la real ordenanza de Felipe II, dada en 1570. el advenimiento de los Borbones al trono de España trajo consigo una serie de reformas, entre ellas, la creación de las Secretarias de Guerra y Marina, con sus respectivos consejos, los que tenían a su cargo la defensa de los territorios metropolitano y americano.

En América hispana, el supremo mando militar estuvo siempre a cargo de la mas alta autoridad política, así en una primera época fueron los adelantados y gobernadores dentro de los limites de sus jurisdicciones, luego los virreyes que también ejercían el cargo de capitanes generales.
Aplicada la Real Ordenanza de Intendentes (año 1782), los nuevos funcionarios tenían atribuciones militares, pero estaban subordinados al virrey. Otros cargos jerárquicos fueron el Sargento mayor de milicias, cuya función era organizar y adiestrar los cuerpos militares bajo su mando. Por Real Cedula del año 1783 se creo en el Río de la Plata el cargo de Inspector general que ejercía el mando de todas las fuerzas, aunque dependientes del virrey. Su primer titular fue Antonio de Olaguer Fellú.
A cargo de las milicias de una población estaba el comandante militar, mientras que el comandante general de frontera mandaba el cuerpo de blandengues; por su parte el Mayordomo de artillería y bastimentos era el jefe de los arsenales y depósitos militares.

A comienzos del siglo XVIII existían en el Río de la Plata cuerpos de veteranos integrados por españoles incorporados voluntariamente en la península. Muy raleados en sus filas, comprendían: a) regimiento de dragones; b) blandengues de la frontera; c) regimiento de infantería; d) cuerpo de artillería y e) cuerpo de ingenieros. Entre ellos se destacaron los blandengues por su eficaz acción en la lucha contra los indios.
La necesidad de garantizar la defensa de las posesiones en América motivó que en tiempo de los Borbones se dispusiera reorganizar las fuerzas militares. Esta tarea se efectuó en base al “Reglamento para las milicias de infantería y caballería de la isla de Cuba”, promulgado en enero de 1769.

Creaba el servicio obligatorio de milicias para todo hombre apto desde los 15 a los 45 años, “los que debían aprestarse para la defensa de la religión, la hacienda y la vida de la población”. Debían hacer instrucción una vez por semana “los domingos antes o después de misa”; la infantería, además, un ejercicio de fuego cada dos meses a diez cartuchos (60 en el año), las milicias de caballería podían gastar 8 balas al año por soldado y los escuadrones debían hacer evoluciones una vez al mes.
En el Río de la Plata, Cevallos aprovecho la ayuda de los veteranos y logro organizar las siguientes fuerzas militares: un batallón de voluntarios españoles, un regimiento provincial de caballería y los cuerpos de castas, de negros libres, indios guaraníes, pardos e indios ladinos.
La amenaza cada vez mas creciente de un conflicto con Inglaterra y Portugal obligo a la junta de guerra, reunida en Montevideo en 1797, a establecer una serie de medidas de defensa, en la que se contemplaban las posibilidades de la lucha, la mejor utilización de las fuerzas, y se completaban y perfeccionaban las fortificaciones.

La disposición mas importante para la organización militar en el Río de la Plata fue el “Reglamento para las milicias disciplinadas de infantería y caballería del Virreinato del Río de la Plata”, promulgado en 1801. era muy similar al de 1769, pero adaptado a las nuevas necesidades del virreinato, para lo cual fijaba una dotación defensiva de 14.100 hombres.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno esto es cierto durante el virreynato las colonias de españa estaban mucho mejor que la misma españa una de ellas era el virreynato de rio de la plata...