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lunes, 21 de junio de 2010

La fabulosa blitzkrieg en las Ardenas (segunda parte)

La situación no parecía mejorar cuando el avance se reemprendió a las 5,00 h el 17 de diciembre, pues aunque los temores del coronel resultaron infundados, Peiper tenía que gastar más tiempo y combustible expulsando a los americanos de las posiciones defendidas en torno a la estación de Buchholz. Aún así, estaba comenzando a surgir evidencia de la confusión del enemigo –a las 7,00 h, los Panzer entraron en Honsfeld simplemente sumándose a una columna de camiones americanos en retirada- y Peiper pudo alegrarse finalmente de haber roto la corteza definitiva inicial. Esto le debería haber permitido avanzar rápidamente, pero otro problema retrasó su avance. Los desvíos y las escaramuzas de las 24 horas anteriores habían agotado los depósitos de combustible del Kampfgruppe, haciendo esencial el lograr suministros enemigos de carburante.

Se sabía que había un depósito de combustible americano en Büllingen, a pocos kilómetros al norte de Honsfeld, y aunque quedaba algo fuera del camino, Peiper tuvo que ordenar otro desvío, particularmente al recibir informaciones de que algunos de sus King Tigers, en la retaguardia de su columna, ya se habían quedado sin combustible. A las 9,00 h, prisioneros americanos de guerra ponían combustible en tanques y semiorugas sedientos, mientras que unidades de reconocimiento investigaban al norte y oeste para prevenir la interferencia enemiga. Pero era mediodía cuando el Kampfgruppe pudo continuar su avance, e incluso entonces hizo falta tiempo para volver a la ruta original.

Peiper puede haber logrado flexibilidad y resistencia, pero aún tenía que conseguir ímpetu. Una combinación de defensa inesperadamente eficaz de pequeños grupos aislados americanos y la necesidad de hacer desvíos para buscar líneas de avance o combustible le había negado la posibilidad de realizar un asalto estilo Blitzkrieg y, cuando comenzó a darse cuenta de esto, surgieron señales de frustración. Ya en Honsfeld y Büllingen se habían ejecutado a prisioneros americanos. Durante la siguiente fase de las operaciones, el Kampfgruppe iba a hacer mayores atrocidades justo al sur de la ciudad belga de Malmédy.

Una vez reabastecida, Peiper dirigió su columna al Sur, a Moderscheid, y después al oeste, hacia su siguiente objetivo clave: la ciudad de Ligneuville, al principio del valle del Amblève. Su unidad de reconocimiento avanzó, creando una vía aceptable a través de Ondeval a Thirimont, pero la más directa después era poco más que un camino embarrado. Por ello, Peiper se dirigió al norte, pensando en llegar a la carretera principal a Ligneuville, en Baugnez, unos 3 km fuera de Malmédy, después de lo cual se dirigiría hacia el Sur, hacia su objetivo. Tal movimiento significaba que durante una corta distancia iba paralelo a la carretera principal, a menos de 1000 m a su izquierda, y cuando los tanques de cabeza exploraron al norte desde Thirimont, hacia 13,30 h, vieron a una columna americana alejándose de ellos a lo largo de la carretera a Ligneuville. Abriendo fuego, destruyeron el camión de cabeza y, cuando los Panzers grenadiers bajaron para despejar la carretera, las tropas americanas comenzaron a rendirse, por no tener armas pesadas y sorprendidas totalmente.

Cuando los Panzer giraron alrededor de la encrucijada de Baugnez, los Panzer grenadiers reunieron unos 120 prisioneros y los llevaron a un campo cercano. Dejando dos Panzer IV de vigilancia, Peiper no perdió tiempo lanzándose hacia Ligneuville, particularmente cuando supo que había allí un cuartel general americano. Cuando la columna desapareció carretera abajo, se ametralló a algunos de los prisioneros de la batería B, 285.º Batallón de Observación de Artillería de Campo por falta de cooperación y poner en riesgo toda la operación.


domingo, 13 de junio de 2010

La fabulosa blitzkrieg en las Ardenas (primera parte)

El SdKfz 251 semioruga dejó la carretera tambaleándose sobre el terraplén antes de lanzarse sobre la línea ferroviaria. Cruzando las vías, se esforzó en subir el lado opuesto, lanzando barro tras de sí, antes de desaparecer finalmente de la vista. Casi inmediatamente, le siguieron otros semiorugas y una compañía de Panzer IV, que rápidamente rellenaron el terraplén para ofrecer una carretera rudimentaria. Era la noche del sábado 16 de diciembre de 1944 y el Kampfgruppe (Grupo de combate) Peiper, punta de lanza de la 1.ª División Panzer SS “Leibstandarte Adolf Hitler”, estaba a punto de iniciar la batalla de las Ardenas. Dirigida por el SS-Obersturmbannfürer (Teniente Coronel) Joachim (Jochen) Peiper, un veterano de 29 años de las campañas en Polonia, Francia, los Balcanes y Rusia, la fuerza era un formidable grupo multiarmas. Su misión era seguir una ruta precisa a través de la brecha de Losheim, en el sector norteño de las Ardenas, arrollando la ligera pantalla defensiva americana y avanzando a lo largo del valle de Amblève hasta Staveloty Trois Ponts. Esto abriría el camino hacia el río Mosa (Meuse), donde otras divisiones Panzer crearían cabezas de puente para irrumpir hacia Amberes, el principal objetivo de un plan alemán global, con nombre de código “Watch am Rhein”. La tarea de Peiper era ambiciosa, dependiendo, para el éxito, de la velocidad e impacto de una Blitzkrieg (guerra relámpago) acorazada que crearía confusión en la retaguardia enemiga antes de que los aliados pudiesen responder. El Kampfgruppe abandonó su zona de emplazamiento alrededor de Blankenheim, al Este de la frontera belgo-alemana, a las 2,00 h del 16 de diciembre, encabezado por los semiorugas de la 10.ª Compañía del Tercer Regimiento de Granaderos Panzer SSy los Panzer IV de la 6.ª Compañía , primer Batallón Panzer SS. Al Principio todo fue bien. A las 5.30 h, el cielo al Oeste ardió repentinamente en llamas por el corto e intenso bombardeo artillero que inició el asalto Wacht Am Rheim y, cuando alboreó en un frío y brumoso día de invierno, sonidos de disparo podían escucharse cuando la 12.ª División Volksgrenadier avanzó para aislar las avanzadas americanas y buscar líneas de menor resistencia. Pero pocas horas después, cuando la columna Peiper se acercaba a Losheim, surgió el primero de una seria de problemas, cuyos resultados fueron, retardar el avance acorazado y dificultar mucho el ímpetu. Un puente sobre la línea ferroviaria al este de Losheim, destruido por fuerzas alemanas en retirada dos meses antes, no se había reparado, y la carretera era una masa sólida de camiones de suministros y vagones tirados por caballos, propiedad de los Volksgrenadier. Peiper se abrió paso en su auto de mando Schwinmwagen, indicando a los ingenieros de campo que le siguiesen, pero poco podía hacerse. Desesperado, ordenó que los tanques limpiasen la carretera, empujando los camiones a las cunetas y campos a cada lado, mientras que bajaba el terraplén del ferrocarril para evitar el puente destruido. Llevaba ya 10 horas de retraso. Al aparecer en la carretera de Losheim, pronto se hizo obvio que los problemas de Peiper estaban sólo empezando, pues los Volksgrenadiers no habían logrado avanzar mucho, estorbados por pequeñas bolsas de defensores americanos en torno a la encrucijada de Losheimergraben a menos de una milla adelante. Por ello, en un desvío que consumió combustible, el Kampfgruppe dejó su camino señalado, yendo campo a través hacia el pueblo de Lanzerath, donde elementos de la 3.ª División de Paracaidistas estaban aparentemente avanzando más. Los Panzer IV de la 6.ª Compañía se desplegaron en la oscuridad a lo largo de caminos desconocidos para verse en un campo de minas no limpiado por los paracaidistas. Pese a la pérdida de 3 tanques y 5 semiorugas, Peiper incitó a sus hombres, pero cuando entró en el pueblo a las 23,00 h, fue recibido por un coronel de paracaidistas que estaba convencido que tropas americanas estaban esperando escondidas en los bosques entre Lanzerath y Honsfeld, decidió detenerse durante la noche.