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viernes, 13 de agosto de 2010

La Abwehr, los legendarios comandos del Führer (parte final)

Impresionados por estos éxitos, el Alto Mando Alemán decidió ampliar y desarrollar las fuerzas especiales; a finales de 1939, los distintos comandos, que hasta entonces habían operado con poca relacion entre ellos, se reunieron para entrenarse en Brandenburg-am-Havel. Desde ese momento se les conoció como Brandenburgers. Aumentaron entonces hasta ser un batallón –pronto alcanzaron rango de regimiento- y fueron sometidos al mas riguroso entrenamiento. De semi-aficionados, se convirtieron en profesionales de elevada técnica. Beneficiados por la organización y el entrenamiento, los Brandenburgers estaban listos para su siguiente campaña importante, la invasión de los Países Bajos: Holanda, Bélgica, Luxemburgo.

Holanda aparecía como un difícil reto para los comandos. Con sus innumerables puentes sobre canales y ríos, debería ser impracticable para las tácticas de la Blitzkrieg, a menos que los Brandenburgers pudieran hacer su trabajo. Una vez más, entraron en acción desde el mismo inicio. La ofensiva alemana estaba prevista para el alba del 10 de mayo de 1940; los Brandenburgers se infiltraron en la noche del 9 al 10 de mayo.

El Alférez Walther tenía órdenes de tomar el puente ferroviario principal en Gennap, sobre el Mosa, entre la provincia alemana de Westfalia y la provincia holandesa de Brabante. Aunque holanda era un país neutral, esperaba cualquier día un ataque alemán. Había que emplear una sutil estratagema si se quería tomar y conservar el puente hasta la llegada del grueso de la tropa.

Esta vez los heroicos Brandenburgers decidieron vestir uniforme alemán, como parte de una estratagema más compleja. Su plan era hacerse pasar por prisioneros alemanes. Avanzaron hacia el puente, con sus armas cuidadosamente ocultas, escoltados por cómplices con uniformes de la gendarmería real holandesa, de hecho, seguidores holandeses del Führer, que, al igual que otros miles de Europa seguían la ideología del líder NS.

El grupo de siete prisioneros y dos guardias se presentaron en el puesto de guardia del puente, diez minutos antes del previo ataque alemán. A una señal de Walther, los “prisioneros” atacaron el puesto de guardia y escaparon disparando. Fueron heridos tres de los Brandenburgers, pero aun eran necesarios para tomar el segundo puesto de guardia y el otro extremo del puente.

Walther solo tenia a su disposición dos Brandenburgers y los dos aliados holandeses; pero en la confusión del momento, la genial estratagema siguió funcionando a la perfección, gracias también en parte al dominio y el autocontrol de los comandos alemanes, para esa época los mejores del mundo. Los guardias restantes no sabían como reaccionar, viendo que había hombres con su propio uniforme en el grupo que avanzaba y mientras titubeaban, Walther lanzo una granada en su dirección y tomo rápidamente el control del detonador instalado para garantizar la destrucción del puente.

Justo en ese momento llego el primer Panzer y comenzó a rodar sobre el puente. Walther corrió hacia ellos, pero los tanguistas desconociendo la misión que se había llevado a cabo, ya que esta era ultra secreta, los tomaron por soldados holandeses; Walther fue herido de gravedad por una ráfaga de MG-42, su compromiso y lealtad llegaba hasta ese limite, siendo capaz de sacrificarse siempre en beneficio de su misión. Por suerte Walther logro sobrevivir y recibió la Cruz de Hierro por su decidida acción en la mision.

Naturalmente el trabajo de los Brandenburgers no termino al comenzar la invasión principal. Había mucho mas trabajo para ellos, el avance por los Países Bajos. El Alférez Gräbert tuvo pronta ocasión de compensar su error de la noche de la invasión cuando el 27 de mayo, recibió la misión de e3vitar la apertura de compuertas en Nieuport.

El 27 de mayo, las fuerzas alemanas estaban cerca de Ostende y los belgas, al borde de la rendición. Disfrazados con uniformes belgas, Gräbert y una docena de hombres se infiltraron en la caótica masa de civiles y soldados en huída en los alrededores de Ostende, conduciendo un autobús del Ejército belga capturado. Con mucha dificultad se aproximaron finalmente al puente, al atardecer. La orilla sur estaba controlada por un destacamento de tropas británicas, y habían minado el puente con cargas explosivas. Cuando el autobús se acercó al puente, los británicos abrieron fuego. Los hombres de Gräbert bajaron, se pusieron a cubierto y vistieron su uniforme alemán.

Cuando cayó la oscuridad, Gräbert y un suboficial, cuerpo a tierra, avanzaron por el puente, con ráfagas de ametralladora rozando sus cabezas. Avanzando lentamente, buscaron a tientas los cables de las cargas destructoras y los cortaron a su paso. Tan pronto como llegaron al otro lado, los dos hombres abrieron fuego: era la señal para que el resto cruzara el puente a la carrera para el ataque. Utilizando subfusiles y granadas de mano, los alemanes pronto eliminaron los pequeños grupos de defensores. Las casas de bombeo y el puente cayeron intactos en sus manos.

Con la victoria alemana en Occidente, en el verano de 1940, terminó la primera fase de operaciones de los Brandenburgers. Sus programas de entrenamiento se organizaron de cara a su participación en la invasión de Inglaterra. Su siguiente entrada en acción fue en la primavera de 1941 cuando iban a pasar su prueba mas dura durante la Operación Barbaroja.