Durante lo que quedaba de la noche del 28 de mayo, la división recuperó el contacto con el Africa Korps y sus hombres tuvieron libres unas horas para aprovecharlas en un merecido sueño reparador. Al día siguiente, la batalla, que había empezado tan mal para los alemanes, fue volviéndose a su favor poco a poco.
El “box” de Got el Ualeb fue destruido. La 90ª División Ligera tomó parte en la lucha por aplastar las defensas pero, antes de que estuviese completa la operación, Rommel ordenó a la división dirigirse al sur para capturar el “box” de Bir Hachim. La batalla de ocho días que italianos y alemanes sostuvieron contra las fuerzas aliadas por ese pedazo de desierto resultó algo más que una simple batalla entre unidades. Fue un combate hasta el fin, durante el cual los batallones contracarro y antiaéreos de la 90ª División sufrieron numerosísimas bajas. Ya desesperado, Rommel ordenó más bombardeos de diversión sobre la guarnición, pero no consiguió romper la moral de los defensores. Siguieron luchando tenazmente y las pérdidas de los regimientos de infantería de la 90ª División debilitó su capacidad para dirigir fuertes ataques. Hasta el 11 de junio no cayó Bir Hachim aunque su captura no significó el final del combate. En la breve pausa que hubo antes de la vuelta al ataque, sobre la posición de la 29ª Brigada India en El Adem, la división se reagrupó. Los sondeos mostraron que eran bajas el 50% de los oficiales de la división y el 25% de sus tropas. Desde el comienzo de la ofensiva se habían perdido 1.300 hombres. La resuelta defensa de El Adem por la 29ª Brigada India descalabró las unidades de infantería de la división y, puesto que incluso los asaltos más fuertes de la 90ª División tuvieron poco efecto, una nueva orden de Rommel obligó a la división a volver apresuradamente con los elementos principales del Africa Korps. Los batallones llegaron hambrientos, sedientos y exhaustos, pero se les ordenó dirigirse de vuelta a El Adem, una vez más. Las terribles pérdidas sufridas por el 8º Ejército, particularmente en blindados, había cambiado la situación. Aunque los indios seguían luchando contra una fuerza superior, Rommel trajo a la 21ª División Panzer. Con el apoyo de los carros de combate la infantería de la 90ª División Ligera atacó de nuevo. Se logro algo, sin que fuera una victoria total y completa. El ataque el 16 de junio del grupo de batalla Loewen, fue una prueba más de la furia con que luchaban ambos bandos. Aquel grupo formó un destacamento de asalto para derribar la última resistencia en El Adem y para aumentar su fuerza se trajeron tripulaciones de cañones de las baterías de artillería, que suplieran las pérdidas de la infantería, pero sólo pudieron ser pasados 70 hombres. A las 09,00, los hombres de Von Loewen avanzaron moviéndose rápidamente a través de unas densas cortinas de fuego de artillería de devastadoras ametralladoras. Dirigido por los oficiales de pelotón y compañía, el grupo de asalto presionó bajo el brillo despiadado del sol, mientras que por cada yarda conquistada morían muchos hombres. Cada carga llegaba hasta la boca de los cañones enemigos, hasta que el ataque se debilitó y terminó.
Las pérdidas de la división habían sido temibles: un hombre de cada dos había resultado muerto, herido o desaparecido.
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