A su renacimiento contribuyo la aparición de la armadura metálica, difícilmente perforable con las espadas. La maza.
En realidad, la maza nunca desapareció totalmente como arma militar, si bien había sido relegada al papel de arma ocasional, y era adoptada por el jinete por gusto personal, mas que por una precisa opción funcional. Las milicias de a pie iban armadas con una maza provista de aguijones, montada sobre un largo mango; el instrumento era simplemente eficiente y de poco coste, pero fue perdiendo importancia, confundiéndose con las armas improvisadas que eran asignadas como dotación a la tropa. No obstante, a principios del siglo XIV, demostrada la eficiencia de las mazas, se procede a su rehabilitación, creando formas más evolucionadas de este arma. La maza del caballero difería de la del infante por el mango, que era más corto y por tanto más idóneo para ser manipulada con una sola mano. Dado el rango del usuario, tal maza presentaba un elevado grado de acabado, forma adornada y a veces ornamentos y accesorios defensivos para la mano. Algunos ejemplares eran completamente metálicos, compensando así la menor longitud de leva con un mayor peso del arma. En cuanto a la forma de los cabezales, puede decirse que presentaban un aspecto cilíndrico, esferoidal o poligonal, casi siempre provistos de punzones o costillares; algunos tipos terminaban con una púa sobre la parte superior. El mazo
El mazo, progenitor del martillo de armas (le precedió casi un siglo), se componía de un hierro con oreja por una parte y cabezal por la otra; terminaba en una púa. Arma de infantería, iba ajustado sobre un largo mango leñoso, reforzado por pernos, y provisto de una plancha discoidal con funciones de guarda. Algunos ejemplares llevaban una hoja de hacha en lugar del cabezal de percusión, pues no hay que olvidar que se trata de un arma de procedencia campesina.
EL mazo es una versión, que aún existe, del azadón agrícola, aún designado con el mismo nombre. La versión provista de hoja de segur procede de un instrumento usado por las gentes de los bosques, que utilizaban la parte aguda (la oreja) para desplazar los troncos seccionados y formar los haces. El aditamento en lugar de la púa Terminal y de la guarda se considera como un perfeccionamiento específicamente derivado del uso bélico del instrumento.
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