El ejército tártaro-mongol tenia cerca de 300.000 soldados a finales del siglo XV. Ocupaban un área de unos 120km de diámetro y en inspeccionarlos se demoraba aproximadamente seis días.
El español Bartolomé de las Casas, viajo a la Española como colonizador en 1502. Hacia 1508 tomo hábitos religiosos e, impresionado por el brutal comportamiento de sus compatriotas, considero su comportamiento con los nativos como “crueldad nunca antes vista, oída o leída”. Fernández de Oviedo, cronista del nuevo mundo, escribía en su historia general que los “conquistadores…podían ser mejor calificados como despobladores o derrochadores de la nueva tierra”, causantes de “innumerables muertes…tan incontables como las estrellas”. Entre otras, las acusaciones de Las Casas de la brutalidad decían: “he visto con mis propios ojos como los españoles apostaban a ver quien dividía el cuerpo de un hombre en dos, o a cortarle la cabeza de un golpe… arrancar a los bebes del pecho a sus madres de una patada y estrellar sus cabezas contra las piedras… arrojar los cuerpos de otros bebes, junto con sus madres, a ver quien era atravesado antes por sus espadas”. Como castigo formal, colgaban prisioneros en grupos de 13 “en honor y reverencia a nuestro Redentor y los 12 Apóstoles”, con sus pies casi tocando el suelo, “ponían madera debajo y, prendiéndola, quemaban vivos a los indios”. A medida que la conquista avanzaba, los españoles reducían a la gente a la esclavitud para buscar oro; los cazaban con perros tan salvajes, que en “dos mordiscos abrían las entrañas de sus victimas”. Cortaban las manos y narices de los indios que no cooperaban. Pedro de Arias de Ávila tenía fama de ser responsable de la muerte o esclavitud de dos millones de indios.
Gonzalo Fernández de Córdoba fue apodado “El Gran Capitán” por sus hazañas al mando de los ejércitos en la conquista de Granada al servicio de los reyes de España. Después de 10 años de campaña contra los infieles, fue enviado fuera de España en 1492, y tres años después era enviado a Italia con un ejército para contrarrestar el ataque francés a Nápoles. Con éxito expulso a los franceses en 1496, y en 1500 se firma el tratado de Granada para el reparto de Nápoles. Poco después se rompía el tratado, y el Gran Capitán asume el mando del ejército español que derrota a los franceses en Cerignola y en Garigliano, en 1503. Gracias a esto, el dominio español sobre Nápoles se prolongo siglos y Gonzalo Fernández de Córdoba fue nombrado primer virrey hasta su retiro en 1507. Su gran eficacia residía en la organización y disciplina que impuso a sus tropas, y a la utilización en batalla de técnicas integradas de entre caballería, infantería y artillería. En Europa era generalmente considerado como el más grande capitán de su época, y sin dudas lo fue.
Al gobernante azteca Axayacatl se le atribuye la conquista de 37 comunidades durante su reinado de 13 años, desde 1469 a 1481. Ahuitzotzin (1486-1502) tenía fama de haber conseguido 45 conquistas similares en 16 años de reinado. Moctezuma II (1502-1520), que era el gobernante en el momento de la llegada de los conquistadores españoles, consiguió 44 en 18 años, pero las había obtenido sobre áreas mas extensas que las de sus predecesores.
En una era de rápidos cambios en el arte de la guerra, cuando la caballería pesada estaba dando paso a las grandes infanterías armadas con arcabuces, había algunas figuras caballerescas que atraían la atención como representativas de épocas pasadas. La más notable era la de Pierre Terrail de Bayard, chevalier sans peur et sans reproche, que a los 18 años de edad, cuando acompañaba a su rey, Carlos VIII, en la invasión de Italia de 1494, lucho con denostada valentía en las batallas de dicha campaña italiana. Destacado por sus destrezas en el combate individual y por su habilidad para lograr grandes hazañas bélicas con un pequeño numero de seguidores, llego a ser prototipo de honor y valentía. Cuando fue herido de muerte por un disparo de arcabuz en la batalla de La Sesia en 1524, el comandante enemigo español, el Márquez de Pescara, condujo a todos sus mandos al lado del caballero agonizante para que le presentaran por ultima vez sus respetos.
La marcha mas septentrional de esa épocas tuvo lugar desde otoño de 1499 hasta la primavera de 1500, cuando un ejercito ruso de 5.000 soldados enviados por el gran príncipe Iván III alcanzo el circulo polar ártico (la temperatura habitual de esa zona era de 25ºC a 40ºC bajo cero). Los soldados se desplazaban con esquíes (se les llamaba Lyxhnoe voysko –el ejercito de esquiadores-e iban equipados con arcabuces y algo de artillería ligera). Los dirigían los comandantes Kurbsky y Petr Ushatty. Atravesaron el norte de los Urales y numerosos ríos helados, entre otros el Pechora. Los rudos tomaron algunas ciudades siberianas, alcanzando la desembocadura del río Ob antes de regresar, después de haber recorrido 1.500km.
El gran conquistador turcomano Selim I (1512-1520) conquisto lo que actualmente son Siria, Líbano y Egipto en una campaña espectacular llevada a cabo entre 1516 y 1517. Esas zonas eran gobernadas por la dinastía de los mamelucos desde El Cairo. El formidable ejército de Selim entro en Siria el 28 de julio de 1516, venció en una gran batalla cerca de Aleppo el 24 de agosto de 1516 y tomo toda Siria en septiembre. Posteriormente, el ejército otomano cruzo el Sinai, con todo su equipo pesado de campaña y la artillería, en un periodo de solo cinco días, en enero de 1517, y tomo El Cairo, la capital de los mamelucos a finales de ese mismo mes.
Desde 1019, Novgorod, que tenia un estado de autogobierno, había luchado contra Moscú por la supremacía. En 1467 el ejercito de Iván III, el gran príncipe ruso, sitio Novgorod durante algunos meses. Cuando este finalizo, se narra que 48.000 personas murieron de hambre o asesinadas dentro de la ciudad, y unas 250.000 murieron de hambre o fueron masacradas en las zonas devastadas por el ejército moscovita alrededor de la ciudad.
La primera vez que se utilizaron vehículos blindados móviles fue durante las guerras de 1419-1434 entre los Bohemios y los disidentes religiosos Husitas. El líder husita Jan Zizka introdujo carros blindados en el campo de batalla. Los carros tenían laterales de madera, y llevaban un pequeño cañón, de movimiento circular con paneles blindados distribuidos en los huecos entre los vagones. Los carros de guerra de Zizka tenían problemas para atacar a la infantería o la caballeria.
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