En primera línea se hallaban entonces unos 400 aparatos de ese tipo dispuestos para el bombardeo. Tuvieron ocasión de iniciar sus operaciones con la guerra relámpago en Polonia y Francia, donde pudieron demostrar que eran unos aviones realmente terribles por su eficacia y efectividad, mas todavía porque no existía avión aliado que pudiera enfrentarlo en igualdad de condiciones. Característica común de los enemigos del Reich, siempre un paso por detrás de los adelantos del Führer. En 1939 aparecieron las primeras variantes de la serie H; al incorporar los motores Junkers Jumo, adoptaron su configuración definitiva. Esos motores, con modificaciones progresivas en cuanto a su potencia, que fue aumentando, equiparon a los Heinkel a lo largo de toda su producción. En el ataque a Inglaterra, los He.111 sufrieron un feroz ataque de los cazas británicos, necesitando incorporárseles escoltas que allanaran su recorrido hasta la zona de acción.
Las variantes de la serie H alcanzaron un número muy elevado. A la H-2 y la H-3 sucedió, en 1941, la H-6, que fue una de las versiones que alcanzo mayor difusión, notable además por la posibilidad de ser usada como aparato torpedero. En 1943 aparecieron las variantes H-10 y H-12, que eran capaces de mayor carga de material bélico. En 1944 se presento la versión final, la H-23, que había de dedicarse al lanzamiento de paracaidistas.
La producción del He.111, que se extendió a lo largo de toda la guerra, totalizo en sus múltiples versiones, aproximadamente, 7.000 unidades. También en 1934 el organismo bajo el que se desarrollaba secretamente, debido a las restricciones que sometió a Alemania después de la Primera Guerra, la autentica actividad militar de la aviación alemana, el Departamento Técnico de la Aeronáutica, pidió a las industrias un aparato que dio origen al Junkers Ju.86, avión que nació como bimotor de transporte civil. Se trataba de un aeroplano que se transformaba con gran facilidad en bombardero sin perder su capacidad de adaptación al uso civil. Los primeros Junkers de este modelo se entregaron en la primavera de 1936. Iban equipados con motores Jumo Diesel, que pusieron rápidamente de manifiesto lo inadecuado de su adopción. En 1937, con la variante E-1, se corrigió el error, ya que se instalaron motores B.M.W de 810 HP, lo que hizo que las prestaciones mejoraran notablemente. El Dornier Do.17 surgió también como transporte civil. Las variantes Do.17E y Do.17P hicieron sus pruebas en España y demostraron ser bastante vulnerables en la parte inferior y posterior. Se procuro inmediatamente corregir estos desperfectos mediante la instalación de una ametralladora en un carenado que se hizo especialmente en la parte baja de la Proa. El Do.17 gano un importante timbre de gloria al vencer en 1937, en una carrera de velocidad del Circuito de los Alpes. Antes de comenzarse la fabricación del modelo Do.217 se lanzo la versión Z, en la que se modificaba de forma sustancial el aparato tipo, especialmente en la estructura.
El Dornier Do.17Z alcanzo una producción de 500 ejemplares antes del verano de 1940. Dos de sus más importantes variantes fueron la Z-6 y la Z-10, que se dedicaron a la caza nocturna y que se usaron para desarrollar y perfeccionar la técnica de ese vuelo tan especial. El Junkers Ju.88 se presento en proyecto el 15 de enero de 1936 como bombardero. El prototipo voló en el mes de diciembre del mismo año. De la primera serie, la A-1, se derivaron nada menos que 17 versiones, lo que demuestra lo versátil del aparato. El Ju.88 se uso como bombardero, caza nocturno, avión de reconocimiento, bombardero sin picado, aparato de asalto y torpedero. Hasta 1945 su producción alcanzo los 16.000 ejemplares.
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