Se asocia generalmente el cris con la imagen de una hoja resplandeciente; esto responde solo en parte a la realidad porque en el área de difusión del arma la hoja adopta formas que van desde la recta hasta la ondulada, a la flamígera, en el cual las ondulaciones son muy tupidas. Estas variaciones, inicialmente circunscritas a pueblos bien definidos, hoy se hallan muy difundidas en casi todo el archipiélago como resultado de migraciones de población. A pesar de esto, la forma del arma es inconfundible; recta u ondulada, la hoja se alarga claramente junto al talón, en forma de una larga V asimétrica. El corto talón, encerado y ligeramente fuera de nivel, surge de la guarda y sostiene un pequeño mango cilíndrico, coaxial con la punta. La empuñadura se adapta al mango mediante una arandela de empalme, llamada “mendak”, de metal precioso y extremadamente elaborado. El mango tiene un perfil muy variable; generalmente recto o poco curvado, puede llegar a alcanzar una curvatura similar a la de un mango de paraguas; esta hecho de materiales diversos (madera, marfil, piedra dura, etc.); su forma se inspira en motivos zoomórficos o mitológicos, representándolos en forma estilizada o natural. La decoración de los ejemplares caros es riquísima; grabados en oro en las platinas de la hoja, el mendak esta decorado con piedras preciosas y una lámina de oro recubre el talón. Un arma tan cuidada de tan larga tradición tiene, sin embargo, un grave defecto estructural; su mango, corto y fino, constituye un evidente punto débil, afectando seriamente su solidez. La vaina del cris es de madera y tiene una forma muy particular; recto en su parte inferior, se alarga de pronto en la embocadura, formando un elemento abarquillado y aumentado con respecto al súbito ensanchamiento de la hoja. Esta parte de la vaina tiene además de una finalidad decorativa, una función de detención para el arma ensartada en el cincho, puesto que la vaina del cris carece de elementos de suspensión (es decir, que se trata de un arma de cinto). Algunos refuerzos están formados por láminas de metales preciosos, que pasan junto a los márgenes de contacto de dos conchas, constituyendo la vaina del cris de calidad, y se unen en la parte inferior formando un herrete. Se ha pretendido que la forma particular de la vaina, que recuerda la de un martillo, fuera debido a que se usara como instrumento útil de apoyo durante los combates, pero la técnica de su construcción y los materiales empleados en la misma la hacen totalmente inadecuada para tal empleo.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
El "cris" malayo, el fuego de los dioses
En Malasia nació y se desarrollo un tipo de arma clasificada entre daga y puñal. Sus medidas oscilaban entre los 30 y los 60 centímetros de hoja, con dos filos y punta. Igualmente, el criterio funcional no puede ser definitorio porque, como ocurre en muchas armas orientales, el cris no nació para satisfacer exigencias precisas de tipo funcional ni por derivación de un modelo preexistente, sino que fue el fruto de influencias místico-estéticas. El cris del archipiélago malayo se fabrica todavía en la actualidad. La tradición hace remontar la invención al siglo XIV. Se trata sin duda de un arma extremadamente refinada. La hoja se obtiene por compactación de láminas de hierro dulce y de acero niquelado. En el curso de la compactación, este metal se tuerce y repliega de diversas maneras, y luego recobra su aspecto normal, obteniéndose así un efecto damasquinado puesto en evidencia, una vez terminada la hoja, en la inmersión en una solución de jugo de toronja y arsénico. Este líquido ennegrece el hierro dulce, mientras que el acero y el níquel permanecen brillantes.
Se asocia generalmente el cris con la imagen de una hoja resplandeciente; esto responde solo en parte a la realidad porque en el área de difusión del arma la hoja adopta formas que van desde la recta hasta la ondulada, a la flamígera, en el cual las ondulaciones son muy tupidas. Estas variaciones, inicialmente circunscritas a pueblos bien definidos, hoy se hallan muy difundidas en casi todo el archipiélago como resultado de migraciones de población. A pesar de esto, la forma del arma es inconfundible; recta u ondulada, la hoja se alarga claramente junto al talón, en forma de una larga V asimétrica. El corto talón, encerado y ligeramente fuera de nivel, surge de la guarda y sostiene un pequeño mango cilíndrico, coaxial con la punta. La empuñadura se adapta al mango mediante una arandela de empalme, llamada “mendak”, de metal precioso y extremadamente elaborado. El mango tiene un perfil muy variable; generalmente recto o poco curvado, puede llegar a alcanzar una curvatura similar a la de un mango de paraguas; esta hecho de materiales diversos (madera, marfil, piedra dura, etc.); su forma se inspira en motivos zoomórficos o mitológicos, representándolos en forma estilizada o natural. La decoración de los ejemplares caros es riquísima; grabados en oro en las platinas de la hoja, el mendak esta decorado con piedras preciosas y una lámina de oro recubre el talón. Un arma tan cuidada de tan larga tradición tiene, sin embargo, un grave defecto estructural; su mango, corto y fino, constituye un evidente punto débil, afectando seriamente su solidez. La vaina del cris es de madera y tiene una forma muy particular; recto en su parte inferior, se alarga de pronto en la embocadura, formando un elemento abarquillado y aumentado con respecto al súbito ensanchamiento de la hoja. Esta parte de la vaina tiene además de una finalidad decorativa, una función de detención para el arma ensartada en el cincho, puesto que la vaina del cris carece de elementos de suspensión (es decir, que se trata de un arma de cinto). Algunos refuerzos están formados por láminas de metales preciosos, que pasan junto a los márgenes de contacto de dos conchas, constituyendo la vaina del cris de calidad, y se unen en la parte inferior formando un herrete. Se ha pretendido que la forma particular de la vaina, que recuerda la de un martillo, fuera debido a que se usara como instrumento útil de apoyo durante los combates, pero la técnica de su construcción y los materiales empleados en la misma la hacen totalmente inadecuada para tal empleo.
Se asocia generalmente el cris con la imagen de una hoja resplandeciente; esto responde solo en parte a la realidad porque en el área de difusión del arma la hoja adopta formas que van desde la recta hasta la ondulada, a la flamígera, en el cual las ondulaciones son muy tupidas. Estas variaciones, inicialmente circunscritas a pueblos bien definidos, hoy se hallan muy difundidas en casi todo el archipiélago como resultado de migraciones de población. A pesar de esto, la forma del arma es inconfundible; recta u ondulada, la hoja se alarga claramente junto al talón, en forma de una larga V asimétrica. El corto talón, encerado y ligeramente fuera de nivel, surge de la guarda y sostiene un pequeño mango cilíndrico, coaxial con la punta. La empuñadura se adapta al mango mediante una arandela de empalme, llamada “mendak”, de metal precioso y extremadamente elaborado. El mango tiene un perfil muy variable; generalmente recto o poco curvado, puede llegar a alcanzar una curvatura similar a la de un mango de paraguas; esta hecho de materiales diversos (madera, marfil, piedra dura, etc.); su forma se inspira en motivos zoomórficos o mitológicos, representándolos en forma estilizada o natural. La decoración de los ejemplares caros es riquísima; grabados en oro en las platinas de la hoja, el mendak esta decorado con piedras preciosas y una lámina de oro recubre el talón. Un arma tan cuidada de tan larga tradición tiene, sin embargo, un grave defecto estructural; su mango, corto y fino, constituye un evidente punto débil, afectando seriamente su solidez. La vaina del cris es de madera y tiene una forma muy particular; recto en su parte inferior, se alarga de pronto en la embocadura, formando un elemento abarquillado y aumentado con respecto al súbito ensanchamiento de la hoja. Esta parte de la vaina tiene además de una finalidad decorativa, una función de detención para el arma ensartada en el cincho, puesto que la vaina del cris carece de elementos de suspensión (es decir, que se trata de un arma de cinto). Algunos refuerzos están formados por láminas de metales preciosos, que pasan junto a los márgenes de contacto de dos conchas, constituyendo la vaina del cris de calidad, y se unen en la parte inferior formando un herrete. Se ha pretendido que la forma particular de la vaina, que recuerda la de un martillo, fuera debido a que se usara como instrumento útil de apoyo durante los combates, pero la técnica de su construcción y los materiales empleados en la misma la hacen totalmente inadecuada para tal empleo.
Publicado por Proletario en 11/18/2009 09:51:00 p. m.
Etiquetas: Armas antiguas, Armas blancas, Historia de las armas, Historia de Oriente
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