En enero de 1965 expiro el contrato de seis meses de los mercenarios y prácticamente todos los integrantes del 5º Comando habían abandonado ya la unidad. Durante esos seis meses habían suprimido el peligro de los simbas que amenazaban con imponerse en el resto del país, y recapturaron la capital simba. Era sin dudas un logro extraordinario. Horae recluto 150 nuevos mercenarios, sobre todo en Johannesburgo. Durante los seis meses siguientes, él y sus comandos, estacionados en las provincias nororientales, fueron de uno a otro reducto rebelde, liberaron pueblos y ciudades y rescataron rehenes blancos, en especial monjas y misioneros, de las garras de los vengativos simbas. Mientras tanto, egipcios y argelinos suministraron a los simbas armas mas modernas, principalmente a través de Sudan, e incluso circularon rumores de que las fuerzas rebeldes eran dirigidas por asesores chinos. Las tácticas de los simbas habían mejorado, pero Watsa en la provincia de Kivi, fue liberada en marzo; con Watsa los rebeldes perdían su principal fuente de riquezas, las minas de oro de Kilo-Moto.
Ahora quedaban aun un reducto rebelde, la salvaje región de Fizi-Baraka, situada al sur de la provincia de Kivi y habitada principalmente por la tribu Bahembi. Los segundos contratos de seis meses vencieron antes de que Horae pudiese romper esa dura nuez. Fizi-Baraka era una meseta montañosa, cuyo único acceso por carretera pasaba por fuerza por el escarpe de Lulimba y daba a los rebeldes una posición muy segura. Por fin, tras algunas dificultades, se completaron los efectivos de los comandos (Horae llego a considerar la posibilidad de “pedir prestadas” fuerzas regulares sudafricanas). El 27 de septiembre de 1965 se lanzo una “operación combinada” de ataques terrestres y lacustre con apoyo aéreo. Wicks mando el ataque de una fuerza de 100 hombres contra la fortaleza montañosa de Lulimbay consiguió que los simbas concentraran en él su atención y no advirtieran un ataque principal contra Baraka, junto al lago Tanganika. Tras fuertes combates y graves perdidas la ciudad cayo y la fuerza avanzo rápidamente hacia Fizi y para unirse a Wicks en una maniobra envolvente sobre Lulimba. Después de ello solo quedaron pequeños reductos rebeldes a orillas del lago y hacia octubre de 1965 la revuelta simba estaba virtualmente sofocada. Un mes mas tarde, el 25 de noviembre, el general Mobuto Seseseko tomo el poder en el Congo e inmediatamente ceso a Horae y Wicks, que consideraba peligrosamente leales al régimen anterior.
De cualquier modo ambos hombres habían terminado su tarea. En 18 meses, con solo un puñado de mercenarios, habían sojuzgado la mayor rebelión registrada en el que era el país más extenso del África Negra y habían conseguido que el 5º Comando se inscribiera en los anales de la historia militar moderna.
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