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martes, 12 de agosto de 2008

Vlad Tepes y el nacionalismo en La Valaquia medieval

A comienzos del año 1459, Vlad Tepes reemprendió su política comercial proteccionista. La espina clavada en la carne de las ciudades sajonas, el derecho de emporio, se decreto por segunda vez. A los comerciantes valacos se les conmino a que boicotearan a Transilvania hasta nueva orden. Kronstadt no tardo en adoptar medidas de represalias.
Dan, quien había sido expulsado, volvió y fue generosamente provisto de armas y dinero. Entretanto, llegaban malas noticias. Vlad Tepes había capturado una caravana de comerciantes de Kronstadt que no habían realizado su comercio en los mercados admitidos; sus mercancías fueron confiscadas, y todos los comerciantes, unos seiscientos, sufrieron el empalamiento. La mercancía requisada a los comerciantes transilvanos fue amontonada en un depósito y éste incendiado. “No quiero que consigan clientes, ni que pisen mi tierra” comento el príncipe al maestro cantor Michel Beheim durante la quema. En Kronstadt era difícil reclutar a aliados contrarios a Vlad Tepes. Matías Corvinas no estaba dispuesto a intervenir, pues ya tenía bastantes problemas con Hungría, donde una facción de nobles había elegido precisamente a Federico III para oponerse al rey. Dan, el otro candidato, obtuvo su único triunfo y realizo verdaderos esfuerzos para justificar, con diligentes cuidados, la confianza depositada en él. Llego la Pascua. En aquellos días los pecadores arrepentidos volvían a ser admitidos en el seno de la iglesia. Vlad Tepes no quería pasar aquellas fiestas solo. Invito, pues, a la asamblea de boyardos o, como lo expreso un historiador griego, “a todos aquellos que hasta aquel momento habían tenido cierta influencia en la elección de príncipes”. Como correspondía, se sirvió un exquisito banquete. En el momento cumbre de la fiesta, el voivoda organizo un juego de adivinanzas, en el que les pregunto a los boyardos a cuantos príncipes podían recordar. Los más viejos citaron a treinta, otros recordaban a más de veinte, e incluso los mas jóvenes podían nombrar a ocho. La siguiente pregunta planteada por Vlad Tepes –si no les parecía que eran demasiados príncipes- la respondió él mismo: “Es por culpa de vuestra infamia, que lo contaminan todo”. Se suspendió el festín, la guardia personal del príncipe ocupo el lugar y los 500 voyardos reunidos fueron empalados (primera versión); o solo fueron empalados los ancianos y sus mujeres, mientras los jóvenes fueron condenados a trabajos forzados hasta que sus costosos trajes de pascua cayeran en harapos (segunda y mas confiable versión). Se confiscaron los territorios de los boyardos ejecutados y, conforme al principio territorial relacionado con el servicio militar, fueron concedidos a pequeños nobles y campesinos libres. El asesinato de los boyardos provoco un golpe de estado y supuso la total reestructuración de la asamblea boyarda. Prevalecieron los nuevos nobles y la asamblea de boyardos perdió influencia en el gobierno y degenero en un mero órgano de aclamación. No todos los boyardos habían acudido a Tirgoviste. Precisamente uno, que hubiera debido hacerlo, fue lo suficientemente astuto como para evitar la sangrienta fiesta de Pascua. Albu, quien llevaba el apodo de “el Grande” por haber ocupado altos cargos con diferentes voivodas y por disponer de un vasto territorio, decidió que había llegado la hora y reunió tropas. Vlad Tepes lo derroto sin esfuerzo: Albu y su familia fueron ejecutados. No puede decirse que el curso de los acontecimientos favoreciesen los planes de Dan. Así lo consideraron también los habitantes de Kronstadt, quienes enviaron una comitiva a Valaquia con el fin de tramitar una paz moderada, aparentemente sobre la base del contrato de Schässburg. Vlad Tepes deseaba mejores condiciones. Los cincuenta y cinco enviados fueron muy bien recibidos. Sin embargo; fueron presa del terror cuando, a la mañana siguiente, vieron cincuenta y cinco palos frente al palacio donde los habían alojado. El voivoda se disculpo. Por motivos harto comprensibles, los invitados no se atrevieron a ejercer presión alguna sobre las negociaciones, pero tampoco claudicaron: simplemente se marcharon. Una noche, Vlad Tepes desapareció para reaparecer en Burzenland (Tara-Birsei), en los alrededores de Kronstadt. Llamar campaña militar a lo que sigue seria comprender erróneamente el propósito del príncipe. Se trato mas bien de una acción de exterminio (vale aclarar que todos estos actos, hoy incomprendidos aunque muy utilizados por las grandes potencias, eran de los mas común en la época del príncipe Vlad), destinada a dejar en claro ante el gobernador de Kronstadt que las decisiones del príncipe debían ser respetadas. Sus tropas quemaron aldeas, ciudades y campos; lo destruyeron todo. Vlad Tepes invadió suburbios de Kronstadt que no estaban especialmente protegidos, en los que vivían inmigrantes judíos y gitanos. Hizo empalar a los prisioneros, hombres, mujeres y niños, junto a la capilla de San Jacobo, frente a la ciudad, para que desde los muros quedaran bien a la vista de todos. Al finalizar las operaciones disuasorias para con sus opositores político-económicos, el príncipe Vlad regreso a Valaquia, dejando en claro que ningún aliado de poderes extranjeros que atenten contra su territorio van a ser perdonados.

1 comentarios:

Salvatore dijo...

Muy interesantes los datos que mencionas de este importante personaje histórico.