Jünger creía que era en la lucha en trinchera donde se mostraba la valentía o el miedo real de un hombre. “Los mas valientes avanzaron, disparando y lanzando bombas. Los demás los seguían automáticamente, como un rebaño. En combate cuerpo a cuerpo, los combatientes retrocedían y avanzaban y, al evitar las bombas asesinas del enemigo, volvían a los que estaban detrás de ellos. Solo los de la vanguardia sabían cual era la situación, mientras que más atrás se produce un pánico feroz en la trinchera. Quizá unos pocos saltan sobre la cima y son alcanzados con lo que, por supuesto, el enemigo se siente muy alentado. Si aprovechan la oportunidad, todo esta perdido, y ahora toca al oficial demostrar lo que vale, aunque también el pueda morir.” Jünger era precisamente un oficial así, y lucho y lanzo bombas a lo largo de la trinchera que llevaba a la carretera Vraucourt-Mory. Al anochecer se vio obligado a preparar a sus fusileros para mantener una posición defensiva. No obstante, en ese momento, las tropas alemanas a su derecha irrumpieron por la posición britanica, y, gritando e iluminados por bengalas de señales, los fusileros se vieron envueltos en una estampida endemoniada, con los Highlanders luchando y retirándose cuando intentaban escapar de verse rodeados. En el confuso revoltijo, Jünger sintió un golpe brusco en su tórax y descubrió que había sido herido sobre el corazón. Lo irónico era que probablemente había sido herido por uno de sus propios hombres, porque llevaba un abrigo británico y podía haber sido confundido con un enemigo. Con gran dificultad, se le persuadió para retirarse y buscar ayuda medica. Esto significaba cruzar la línea de trincheras capturadas y estaban bajo fuego artillero y de armas ligeras británicas. Jünger fue herido otra vez en la cabeza, por llevar su gorra de oficial en vez de un casco de acero. Vio al jefe de brigada y le urgió para que enviase reservas para apoyar a las tropas de asalto. Cuando Jünger llego al hospital de campo en Souchy-Couchy, un cirujano asombrado le dijo que tenia mucha suerte, porque la bala había pasado por detrás de su cabeza pero no había penetrado en el cráneo. Jünger quedo fuera de la batalla y no volvió al 73º de Fusileros de Hannover hasta junio. Para entonces, la Ofensiva Michael había terminado en fracaso. Pese a que los alemanes habían destruido la línea de frente británica y finalmente habían penetrado 40 millas en la posición, destruyendo prácticamente el V Ejército, y obligar así a una retirada general hacia la costa. Aunque habían logrado sorprender a los británicos y, utilizando tácticas artilleras y de infantería de asalto cuidadosamente desarrolladas, lograron irrumpir en el sistema principal de trincheras defensivo, no pudieron mantener el ímpetu del ataque. Esto se debió a un número de factores, no siendo el menor la encarnizada lucha defensiva de los británicos. Las pérdidas alemanas el 21 de marzo no habían sido ligeras. Se ha calculado que sufrieron 39.929 bajas. Los británicos perdieron 38.512 hombres. El 73.º de Fusileros de Hannover perdió a 12 oficiales y 132 soldados, y probablemente 4 veces ese número de heridos y desaparecidos. La 7.º Compañía de Jünger había sufrido graves pérdidas por un obús británico incluso antes que alcanzasen su línea de partida. Cuando soldados valientes y agresivos como Jünger eran muertos o heridos, el espíritu atacante de las unidades alemanas se debilitaba. Los sustitutos carecían de entusiasmo o experiencia, y la disciplina estaba a punto de perderse cuando tenían la oportunidad de saquear depósitos de suministros británicos. No obstante, las mejores unidades alemanas, como el 73.º de Fusileros de Hannover, tenían experiencia y estaban bien entrenadas, con iniciativa táctica considerable mostrada por jóvenes oficiales y suboficiales. Entrenados bajo condiciones reales y sabiendo reforzar el éxito y aprovechar las oportunidades creadas por el bombardeo artillero alemán, eran una fuerza formidable.
domingo, 7 de marzo de 2010
La Ofensiva Michael, la ferocidad germana (parte final)
Jünger avanzo y salto a la trinchera cuando los defensores se alejaron corriendo a la posición de ametralladora de la derecha. Este segundo obstáculo se tomo después de que una ametralladora ligera hubiese sido acallada desde el flanco, permitiendo a otra compañía que avanzase. Un gran número de tropas británicas se rindieron y más de una docena de soldados fueron muertos por los alemanes. Aunque Jünger desprecio tal acción, no culpó a los fusileros, creyendo que su sed de sangre lo pedía y que los británicos habían estado intentando matar a sus hombres solo unos pocos minutos antes. Avanzando, la 7º Compañía llego a las afueras del pueblo de Vraucourt. Aquí, en refugios subterráneos británicos abandonados descubrieron provisiones que no habían visto durante meses, como pan blanco, jamón y cerveza de jengibre. En este momento, el avance del regimiento se vio detenido por su propio fuego artillero. Cuando intentaron avanzar hacia el pueblo, los fusileros tuvieron que retroceder tres veces por cañoneo que no podían detener. Cuando se hizo de noche, Jünger comenzó a recoger a sus hombres agotados y se acomodaron en los refugios subterráneos capturados. En la mañana del 22 de marzo, Jünger recibió órdenes de atacar la línea defensiva britanica a la derecha de Vraucourt con su compañía y elementos del 76º Regimiento. Cuando sus hombres esperaban para atacar, se vieron bajo fuego artillero y disparos de aviones del Royal Flying Corps. Cuando oyó hablar de un ataque alemán por su izquierda, Jünger hizo avanzar a sus hombres, penetrando en la línea britanica sin mucha oposición. Descubrieron que la Línea Vraucourt estaba aun en curso de realización, y que muchas partes solo tenían removido el césped. No obstante, aquellas zonas donde se habían cavado trincheras estaban siendo defendidas por los Highlanders. Jünger estaba impresionado, al decir: “no teníamos cobardes ante nosotros”.
Jünger creía que era en la lucha en trinchera donde se mostraba la valentía o el miedo real de un hombre. “Los mas valientes avanzaron, disparando y lanzando bombas. Los demás los seguían automáticamente, como un rebaño. En combate cuerpo a cuerpo, los combatientes retrocedían y avanzaban y, al evitar las bombas asesinas del enemigo, volvían a los que estaban detrás de ellos. Solo los de la vanguardia sabían cual era la situación, mientras que más atrás se produce un pánico feroz en la trinchera. Quizá unos pocos saltan sobre la cima y son alcanzados con lo que, por supuesto, el enemigo se siente muy alentado. Si aprovechan la oportunidad, todo esta perdido, y ahora toca al oficial demostrar lo que vale, aunque también el pueda morir.” Jünger era precisamente un oficial así, y lucho y lanzo bombas a lo largo de la trinchera que llevaba a la carretera Vraucourt-Mory. Al anochecer se vio obligado a preparar a sus fusileros para mantener una posición defensiva. No obstante, en ese momento, las tropas alemanas a su derecha irrumpieron por la posición britanica, y, gritando e iluminados por bengalas de señales, los fusileros se vieron envueltos en una estampida endemoniada, con los Highlanders luchando y retirándose cuando intentaban escapar de verse rodeados. En el confuso revoltijo, Jünger sintió un golpe brusco en su tórax y descubrió que había sido herido sobre el corazón. Lo irónico era que probablemente había sido herido por uno de sus propios hombres, porque llevaba un abrigo británico y podía haber sido confundido con un enemigo. Con gran dificultad, se le persuadió para retirarse y buscar ayuda medica. Esto significaba cruzar la línea de trincheras capturadas y estaban bajo fuego artillero y de armas ligeras británicas. Jünger fue herido otra vez en la cabeza, por llevar su gorra de oficial en vez de un casco de acero. Vio al jefe de brigada y le urgió para que enviase reservas para apoyar a las tropas de asalto. Cuando Jünger llego al hospital de campo en Souchy-Couchy, un cirujano asombrado le dijo que tenia mucha suerte, porque la bala había pasado por detrás de su cabeza pero no había penetrado en el cráneo. Jünger quedo fuera de la batalla y no volvió al 73º de Fusileros de Hannover hasta junio. Para entonces, la Ofensiva Michael había terminado en fracaso. Pese a que los alemanes habían destruido la línea de frente británica y finalmente habían penetrado 40 millas en la posición, destruyendo prácticamente el V Ejército, y obligar así a una retirada general hacia la costa. Aunque habían logrado sorprender a los británicos y, utilizando tácticas artilleras y de infantería de asalto cuidadosamente desarrolladas, lograron irrumpir en el sistema principal de trincheras defensivo, no pudieron mantener el ímpetu del ataque. Esto se debió a un número de factores, no siendo el menor la encarnizada lucha defensiva de los británicos. Las pérdidas alemanas el 21 de marzo no habían sido ligeras. Se ha calculado que sufrieron 39.929 bajas. Los británicos perdieron 38.512 hombres. El 73.º de Fusileros de Hannover perdió a 12 oficiales y 132 soldados, y probablemente 4 veces ese número de heridos y desaparecidos. La 7.º Compañía de Jünger había sufrido graves pérdidas por un obús británico incluso antes que alcanzasen su línea de partida. Cuando soldados valientes y agresivos como Jünger eran muertos o heridos, el espíritu atacante de las unidades alemanas se debilitaba. Los sustitutos carecían de entusiasmo o experiencia, y la disciplina estaba a punto de perderse cuando tenían la oportunidad de saquear depósitos de suministros británicos. No obstante, las mejores unidades alemanas, como el 73.º de Fusileros de Hannover, tenían experiencia y estaban bien entrenadas, con iniciativa táctica considerable mostrada por jóvenes oficiales y suboficiales. Entrenados bajo condiciones reales y sabiendo reforzar el éxito y aprovechar las oportunidades creadas por el bombardeo artillero alemán, eran una fuerza formidable.
Jünger creía que era en la lucha en trinchera donde se mostraba la valentía o el miedo real de un hombre. “Los mas valientes avanzaron, disparando y lanzando bombas. Los demás los seguían automáticamente, como un rebaño. En combate cuerpo a cuerpo, los combatientes retrocedían y avanzaban y, al evitar las bombas asesinas del enemigo, volvían a los que estaban detrás de ellos. Solo los de la vanguardia sabían cual era la situación, mientras que más atrás se produce un pánico feroz en la trinchera. Quizá unos pocos saltan sobre la cima y son alcanzados con lo que, por supuesto, el enemigo se siente muy alentado. Si aprovechan la oportunidad, todo esta perdido, y ahora toca al oficial demostrar lo que vale, aunque también el pueda morir.” Jünger era precisamente un oficial así, y lucho y lanzo bombas a lo largo de la trinchera que llevaba a la carretera Vraucourt-Mory. Al anochecer se vio obligado a preparar a sus fusileros para mantener una posición defensiva. No obstante, en ese momento, las tropas alemanas a su derecha irrumpieron por la posición britanica, y, gritando e iluminados por bengalas de señales, los fusileros se vieron envueltos en una estampida endemoniada, con los Highlanders luchando y retirándose cuando intentaban escapar de verse rodeados. En el confuso revoltijo, Jünger sintió un golpe brusco en su tórax y descubrió que había sido herido sobre el corazón. Lo irónico era que probablemente había sido herido por uno de sus propios hombres, porque llevaba un abrigo británico y podía haber sido confundido con un enemigo. Con gran dificultad, se le persuadió para retirarse y buscar ayuda medica. Esto significaba cruzar la línea de trincheras capturadas y estaban bajo fuego artillero y de armas ligeras británicas. Jünger fue herido otra vez en la cabeza, por llevar su gorra de oficial en vez de un casco de acero. Vio al jefe de brigada y le urgió para que enviase reservas para apoyar a las tropas de asalto. Cuando Jünger llego al hospital de campo en Souchy-Couchy, un cirujano asombrado le dijo que tenia mucha suerte, porque la bala había pasado por detrás de su cabeza pero no había penetrado en el cráneo. Jünger quedo fuera de la batalla y no volvió al 73º de Fusileros de Hannover hasta junio. Para entonces, la Ofensiva Michael había terminado en fracaso. Pese a que los alemanes habían destruido la línea de frente británica y finalmente habían penetrado 40 millas en la posición, destruyendo prácticamente el V Ejército, y obligar así a una retirada general hacia la costa. Aunque habían logrado sorprender a los británicos y, utilizando tácticas artilleras y de infantería de asalto cuidadosamente desarrolladas, lograron irrumpir en el sistema principal de trincheras defensivo, no pudieron mantener el ímpetu del ataque. Esto se debió a un número de factores, no siendo el menor la encarnizada lucha defensiva de los británicos. Las pérdidas alemanas el 21 de marzo no habían sido ligeras. Se ha calculado que sufrieron 39.929 bajas. Los británicos perdieron 38.512 hombres. El 73.º de Fusileros de Hannover perdió a 12 oficiales y 132 soldados, y probablemente 4 veces ese número de heridos y desaparecidos. La 7.º Compañía de Jünger había sufrido graves pérdidas por un obús británico incluso antes que alcanzasen su línea de partida. Cuando soldados valientes y agresivos como Jünger eran muertos o heridos, el espíritu atacante de las unidades alemanas se debilitaba. Los sustitutos carecían de entusiasmo o experiencia, y la disciplina estaba a punto de perderse cuando tenían la oportunidad de saquear depósitos de suministros británicos. No obstante, las mejores unidades alemanas, como el 73.º de Fusileros de Hannover, tenían experiencia y estaban bien entrenadas, con iniciativa táctica considerable mostrada por jóvenes oficiales y suboficiales. Entrenados bajo condiciones reales y sabiendo reforzar el éxito y aprovechar las oportunidades creadas por el bombardeo artillero alemán, eran una fuerza formidable.
Ver videos en http://camposdemuerte.blogspot.com
Publicado por Proletario en 3/07/2010 10:28:00 p. m.
Etiquetas: Batallas legendarias, Bélicos, I Guerra Mundial
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2 comentarios:
Hola amigo, sé que este no es el lugar para este comentario pero no sabía donde enviártelo... sólo quiero felicitarte por tan interesante blog y por la investigación que realizas.. salu2 y sigue adelante. att: William
Gracias William, nos habian deshabilitado por un dia; pero bueno, parece que se arrepintieron.
Gracias por tus comentarios y un gran saludo.
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