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domingo, 4 de julio de 2010

La fabulosa Blietzkrieg en las Ardenas (parte tercera)

Peiper, sin saber tal ejecución, entró en Ligneuville a las 14,30 h. Un pequeño grupo de Shermans inutilizó al primer Panzer fuera del Hôtel del Ardennes, pero rápidamente se vio obligado a retirarse. Aun así, fue tomado intacto un puente sobre el río Amblève, y Peiper, por entonces bajo notable presión de su jefe divisionario, SS-Oberführer (General de Brigada) Wilhelm Mohnke, no perdió tiempo en presionar hacia Stavelot. Al principio, el camino parecía libre, y la columna pasó por los pueblos de Pont y Kidimez sin incidentes. Pero estaba empezando a anochecer y nevaba intensamente. Esta pared del avance fue un acto arriesgado, pues Peiper no podía saber si Stavelot estaba defendida, y aún así, necesitaba apoderarse de la ciudad y de su puente sobre el Amblève si tenía que llegar a la carretera de Trois Ponts y a más depósitos americanos de combustible.

De hecho, Stavelot sólo tenía un grupo de 13 soldados de la Compañía C, 291.º Batallón de Ingenieros de Combate, pero sus acciones el 17 de diciembre fueron quizá el factor más importante para detener al Kampfgruppe Peiper. Mandados por el sargento Hensel, los hombres establecieron una posición de emboscada al este de la ciudad, donde la carretera rodeaba un risco con una profunda caída al otro lado, y cuando se acercó el primero de los tanques de Peiper, fue destruido por un solo disparo de bazoca. Con oscuridad total, Peiper detuvo la columna para pasar la noche, permitiendo a los americanos enviar más tropas para reforzar las defensas locales.

Cuando el Kampfgruppe continuó su avance a las 8,00 h del 18 de diciembre, tuvo que luchar para tomar Stavelot, y aunque los americanos fueron desbordados antes de poder destruir el puente vital, se habían impuesto más retrasos. Peiper tuvo que irrumpir hacia Trois Ponts tan rápidamente como pudo, ignorando la existencia de un depósito de combustible a pocos km al norte, en Francorchamps. Fue un error importante, agravado por el hecho de que, por entonces, los americanos estaban comenzando a descubrir el modelo del avance alemán. Cuando Peiper dejó Stavelot a cargo de un pequeño destacamento de Panzers, los primeros elementos de la 30.ª División de Infantería americana estaban avanzando hacia la ciudad desde el norte, para neutralizar la amenaza.

Trois Ponts resultó ser el punto decisivo de la batalla, sin embargo, pues era esencial para Peiper tomar sus puentes sobre los ríos Amblève y Salm si tenía que llegar a campo abierto en la carretera al Mosa. Al mediodía del 18 de diciembre, debería tener ya sus cabezas de puente entre Huy y Lieja, así que la velocidad era vital, pero de nuevo, el avance fue estorbado por defensas americanas apresuradamente preparadas. En este caso, eran hombres de la Compañía C, 51.º Batallón de Ingenieros de Combate, preparando los puentes para su demolición y desplegando un solo cañón anticarro de 57 mm para cubrir la carretera de Stavelot, donde se estrechaba para pasar bajo un puente ferroviario. A las 10,45 h, el Panzer de cabeza se dirigió hacia el viaducto, para ser destruido por un afortunado disparo y, aunque los servidores del cañón fueron aniquilados, la carretera quedó bloqueada. Treinta minutos después, el puente sobre el Amblève era destruido y, cuando Peiper oyó la explosión, se tomó una decisión crucial. En vez de continuar a Trois Ponts, el Kampfgruppe giró hacia la derecha, hacia La Gleize, esperando hallar un cruce alternativo aguas arriba del río. Los Panzers estaban ya sedientos de carburante –hubo que dejar uno de los King Tigers sin combustible, a la salida de Trois Ponts– y Peiper se encaminaba a carreteras secundarias, donde eran mínimas las posibilidades de lograr suministros americanos. La destrucción del puente sobre el Salm en Trois Ponts a las 13,30 h reforzó el hecho.

Los primeros Panzers siguieron el Amblève, avanzando hacia La Gleize, al sur. Tuvieron suerte. A media tarde se encontró intacto un puente en Cheneux y los tanques comenzaron a cruzar. Pero no duró su suerte. De repente, hubo un claro en el cielo, un avión de reconocimiento aliado voló sobre la columna, y pese a las frenéticas órdenes de Peiper para ocultar los tanques, cazabombarderos atacaron a tanques semiorugas en un ataque devastador. Uno de los King Tigers se cruzó en el puente, bloqueándolo durante más de dos horas, y aunque Peiper no se rindió –envió a los tanques restantes a tomar otro puente, a través del río Lienne, en Habiemont, en un intento final para abrirse paso– era obvio que se había acabado el tiempo. Los soldados americanos de Ingenieros llegaron antes a Habiemont y, cuando los Panzers se acercaban, volaron el puente. A las 16,30 h, anocheciendo un tercer día frustrante, Peiper aceptó el triunfo de los movimientos de bloqueo americanos y volvió a La Gleize.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen articulo, es una importante señal de la fortaleza, decisición y aguante del glorioso ejército alemán que a pesar de ser superados en todos los sentidos materiales, siempre mantuvieron la superioridad en el combate y tambien mantuvieron sus pocisiones a pesar de que la probabilidad de éxito era escasa.

Muy buen Artículo.

Felicidades!!