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martes, 24 de febrero de 2009

Los mongoles en la India, el lujo del paraíso

Cada vez que el campamento del emperador mongol Yahangir se detenía al caer la noche, abarcaba una zona de unos 30km de circunferencia. A la enorme procesión le tomaba medio día ir de un extremo al otro. Aun así, todo el campamento podía ser instalado en aproximadamente cuatro horas. Las calles, las tiendas rojas y blancas, y los edificios de madera se levantaban de acuerdo con un trazado invariable. Los comerciantes y sus bazares estaban siempre en el mismo lugar, para que la gente supiera donde comprar. En el centro del campamento, se alzaba el fuerte de madera y lienzo de Yahangir, quien, de 1605 a 1627, gobernó el Imperio Musulmán que los invasores mongoles habían fundado en la India un siglo antes. El fuerte del emperador, de unos 275m de diámetro, tenía un elegante portal de entrada. Cuando los funcionarios y cortesanos estaban ante el emperador, no se le acercaban más allá de cierta distancia: mientras más importantes fueran, mas cerca estaban del trono. Todos eran llamados a las plegarias del día, que realizaban en una mezquita móvil, de madera. Los cortesanos vivían en pabellones, lujosamente amueblados con divanes forrados de seda, alfombras con estampados hechos a mano y tapices. El emperador realizaba las audiencias en salones equipados con pipas de agua y escupideras; y cada mañana aparecía ante sus súbditos desde un balcón, para demostrarles que estaba sano y salvo. Cerca de ahí, una tienda pintada alojaba a la parte selecta de los 5.000 miembros del harén. Había también un estudio para los pintores de la corte, que acompañaban a Yahangir en sus viajes y retrataban el esplendor del reino. En centenares de tiendas se alojaban los 3.000 sirvientes: entre ellos, había más de 1.000espadachines y luchadores que presentaban espectáculos por las noches; también había 500 antorcheros que iluminaban el escenario, y cientos de cuidadores de elefantes. Dondequiera que acampara la corte, el emperador comía fruta fresca llevada de Kabul y Cachemira. El y sus allegados podían elegir entre un millar de platillos diarios. Los mensajeros abastecían el campamento con hielo llevado de las nevadas montañas del norte; el agua para el emperador iba directamente del Ganges , río sagrado. Tan solo el traslado de las habitaciones del rey requería del esfuerzo combinado de 500 camellos, 400 vagones y 100 elefantes con sus jinetes. Las damas del harén viajaban en literas cubiertas, llevadas en hombros o en howdahs, baldaquines puestos sobre elefantes. La población del campamento se veía aumentada por miles de seguidores, mercaderes ambulantes y una inmensa hueste de comerciantes de granos, que conducía 100.000bueyes cargados de provisiones. La necesidad de ir de un lugar al otro fue típica de la dinastía ininterrumpida que gobernó la mayor parte de la India desde el siglo XVI hasta mediados del XVIII, cuando se inicio la desintegración del imperio. Los viajes obedecían a múltiples razones: Yahangir deambulaba para observar personalmente la forma en que su ejército combatía a los rebeldes que, en 1616, amenazaron con tomar la provincia sureña de Decán. Periódicamente, los emperadores viajaban con su corte a Cachemira, en el norte, para huir del sofocante verano de la India.
Sin embargo, a veces, los emperadores mongoles viajaban sencillamente porque llevaban el espíritu trashumante en la sangre: eran descendientes de los conquistadores mongoles Gengis Kan y Tamerlan. Su origen influyo en la cultura, la arquitectura y el arte de la India. Adoptaron el persa como lengua de la corte y de la diplomacia del país: el nombre “mogol” es una variante persa de “mongol”. A donde quieran que fueran los emperadores, su extravagancia contrastaba con la vida de los pobres, que se hacinaban en chozas de barro con techos de paja y escasos muebles. En las noches frías, las familias se reunían alrededor de fogatas de estiércol de vaca, que encendían. Durante las frecuentes epidemias y hambrunas, los humildes a veces recurrían al canibalismo.
Mientras los emperadores despilfarraban en elaborados jardines acuáticos, que sirvieron de tumba a varios emperadores, incluso a Yahangir. El emperador Akbar, que gobernó de 1556 a 1605, yace en un jardín-mausoleo en Sikandra, aldea cercana a Agra, en el norte de la India. En la entrada esta la inscripción: “Este es el Edén. Entra y quédate para siempre.” En muchos jardines, las aguas de manantial bajan en cascadas de una terraza a la otra, abriéndose camino hacia un placido estanque, o saltan en chorros de las decoradas fuentes de mármol. Los lagos artificiales rodean unos pabellones condomos, a los que se accede por escaleras o por gráciles puentes de piedra, que parecen alzarse de la superficie del agua, simulando niebla. Una forma artística muy popular eran los retratos en miniatura de emperadores y cortesanos, adornados con vivos tonos de rojo, amarillo, dorado y anaranjado, así como pinturas de aves o animales, como venados, cebras, cabras del Himalaya y gemos negros.
Los pintores, que trabajaban en equipo, se dividían el trabajo. Un artista se especializaba en los rasgos del rostro, otro determinaba la composición y un tercero se encargaba de los colores. Logaban la delicadeza en sus pinturas con finos pinceles hechos de pelo de cola de ardilla; el acabado en esmalte era conseguido al bruñir la pintura con trozos de ágata pulida. Los mongoles también eran famosos por su habilidad en batalla. Una de sus técnicas más eficientes era el uso del sabat, una pasarela a prueba de cañones, cubierta con muros de barro y escombros, y con techo de madera asegurado con pieles. Grupos de trabajadores alzaban el sabat hasta que alcanzaba el muro del fuerte. El interior del sabat era tan amplio que allí podía cabalgar una docena de jinetes, y tan alto que pasaban los elefantes y los lanceros con las armas erguidas. Techo y paredes tenían troneras, desde donde disparaban los soldados armados con mosquetes y cañones. El emperador Akbar uso con éxito el sabat en 1568, cuando capturo la colina fortificada Chittor, en la India central. La estructura ondulo siguiendo la empinada falda de la colina, y serpenteo hasta llegar a las murallas del fuerte. Akbar no tuvo misericordia con los defensores de Chittor, ni con los 35.000 campesinos que allí Vivian: todos fueron exterminados.
Los ejércitos mongoles pasaban la mayor parte del tiempo en batalla. En las treguas, los soldados se entrenaban participando en cacerías de animales a gran escala. Siguiendo el ejemplo de los guerreros mongoles, actuaban como batidores: formaban un gran circulo de hasta 50km de diámetro. Luego, cercaban a sus presas, que podían ser venados, en una zona de 5km de ancho. El emperador y sus nobles procedían, entonces, a matar los animales con espadas, lanzas y flechas. Akbar salía de cacería con onzas, felinos muy veloces, que derribaban a los venados y les mordían el cuello. Le seguían los soldados, quienes mataban todo animal que quedara vivo. Una vez que se agudizaba el gusto de los soldados en derramar sangre, y que se perfeccionaba la capacidad de maniobrar, los miembros del ejercito volvian a la batalla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ave!

El blog es genial. Gracias por la información que compartes.

Me gustaría comentarte algo sin ningún tipo de ánimo que no sea el de mejora. ¿Podrías atenuar el fondo del blog de manera que el magnífico dibujo no dificultara la lectura del contenido? Es sólo una sugerencia bienintencionada, espero que no te moleste.

Salve, Vale!

Proletario dijo...

Gracias por tu comentario y la sugerencia; voy a trabajar al respecto a ver como lo puedo solucionar.
saludos

Proletario dijo...

Muchas gracias a todos por sus alentadores comentarios.

saludos y nuevamente gracias.