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lunes, 16 de febrero de 2009

La artillería superpesada de la Primer Guerra Mundial (Primera parte)

La primera guerra mundial fue una guerra de artillería: en todas las batallas se utilizaron enormes cantidades de piezas de campaña y, en ocasiones fue la artillería pesada la que, en última instancia, obtuvo la victoria. En efecto, solo este tipo de artillería tenia la potencia necesaria para destruir las defensas protegidas, con tierra o cemento, en las que confiaban ambos contendientes para su propia supervivencia en la línea del frente.
En 1914 la mayoría de las potencias europeas disponían de grandes parques de artillería que incluían piezas de calibre y potencia crecientes, considerados indispensables para destruir las líneas fortificadas edificadas por las mayores potencias a lo largo de sus fronteras. Incluso después de que las fortificaciones fueran alcanzadas y rebasadas durante el primer año de guerra, la artillería pesada demostró su utilidad en las particulares condiciones del frente occidental, donde las líneas de trincheras impusieron un tipo especial de guerra.
La “Gran Guerra” señalo el máximo esplendor de la artillería pesada. En las condiciones de absoluta estabilidad que dominaba todo el frente occidental, una vez emplazados los cañones y las obuses, la única preocupación posterior era la de asegurar el continuo y rápido aprovisionamiento de los grandes proyectiles. De hecho, existió una gran variedad de objetivos para ese tipo de armas, porque los combatientes optaron por enterrarse lo mas profundamente posible para sobrevivir al autentico huracán de fuego que se abatía cada día sobre sus cabezas; solo las granadas mas potentes lograban penetrar en el interior de las defensas y únicamente la artillería pesada podía disparar proyectiles tan potentes.
A continuación se citaran algunos de los modelos mas distintivos y poderosos, no solo por su poder de fuego sino también, por la magnifica construcción de la pieza de artillería.
Obús de 280mm

A finales del siglo XIX, la armada alemana disponía de una pieza, conocida como Küstenhaubitze (obús costero) 28cm, que no era otra cosa que un obús de 280mm del ejercito (el Haubitze L/12 28cm) adaptado oportunamente; estas dos armas, proyectadas principalmente para actuar desde posiciones fijas, se construyeron en las prolíficas fabricas de armas de Krupp en Essen, en la región del Ruhr. La corta y achatada boca de fuego del obús estaba montada sobre una cureña grande y pesada, instalada a su vez sobre una plataforma giratoria unida a una maciza plataforma enterrada. Ambos tipos de obuses estaban dotados con una grúa utilizada para trasladar las pesadas granadas hasta la altura de la recamara; la mayor parte de la energía del retroceso era absorbida por el movimiento hacia atrás de la boca de fuego y de la cuna que se deslizaba sobre cortos raíles, mientras que la parte residual era consumida por la masa y el peso de la cureña. Los obuses de 280mm estaban ya anticuados incluso respecto a los tipos normalizados de 1914: su peso y volumen los hacían prácticamente inamovibles; su alcance, relativamente cortó, los convertía en antieconómicos en términos de mano de obra empleada y de los medios necesarios para los hipotéticos desplazamientos. Por otra parte, cada obús necesitaba tres o cuatro días para su emplazamiento en posición, otros tantos para su traslado y resultaba enormemente difícil cambiar de situación. Para su transporte los obuses se repartían en cargas distintas: estas eran cuatro para la versión del ejercito mientras que la versión costera tenia que ser prácticamente desmantelada y después montada de nuevo cada vez. La característica mas insólitas de estas piezas era el empleo de cargas de proyección alojadas en saquetes de tela; durante muchos años, los proyectiles alemanes se mantuvieron fieles a munición semifija de casquillo y proyectil con obturador y cierre de desplazamiento vertical pero el obús de 280 mm utilizaba, por el contrario, cargas de proyección en saquetes y sistemas de cierre de tornillo con obturador por compresión. Durante la primera guerra mundial estos obuses fueron remolcados avanzando y retrocediendo a lo largo de las líneas alemanas en el frente occidental, cada vez que se observaron objetivos dignos de su potencia. Los dos tipos, tanto en la versión de costa como en la del Ejercito, se utilizaron en Verdún y en el curso de muchos de los duelos de artillería mas importantes; bastantes sobrevivieron a la guerra y fueron cuidadosamente almacenados en depósitos secretos. Ambos modelos, por ello, estuvieron inmediatamente disponibles cuando en 1939 estallo la segunda guerra mundial y, una vez mas, entraron rápidamente en acción, aunque algo modificado para adecuarlos a la tracción mecánica. En 1942 participaron en el asedio de Sebastopol y, dos años mas tarde, en 1944, en el curso del poderoso contraataque sobre la insurrección de Varsovia. M-Gerät (o Gran Berta)

Con anterioridad a 1914 Krupp había producido una larga serie de cañones y de obuses superpesazos, pero se necesitaba algo verdaderamente especial contra las defensas belgas. Tras varios experimentos efectuados con piezas de gran calibre, la firma constructora de armas alemanas emprendió la fabricación de un obús de 420mm conocido como Gamma, un monstruo prodigioso que resulto capaz de disparar con gran precisión un proyectil tan potente que podía destruir cualquier tipo de fortificación existente por aquel entonces. Sin embargo, este Gamma era un arma de emplazamiento fijo y el proyecto preveía su desmontaje para el transporte por ferrocarril y el posterior ensamblaje pieza a pieza. El estado mayor alemán, aunque apreciaba la gran potencia de la pieza, deseaba un arma que pudiese desplazarse por carretera. Krupp encontró la solución en una cureña sobre ruedas, destinada inicialmente a un obús de 305mm que, modificada, dio origen al M-Gerät (Gerät significa material). Todo este proceso tuvo lugar en los días inmediatamente anteriores a la guerra, así que fue solo en el mes de agosto cuando el enorme obús partió hacia el frente. Muy pronto fue bautizado por sus servidores (pertenecientes a una unidad especial conocida como “Kurz Marine Kanone 3”) como “Dicke Berta”, que literalmente significa la “Gorda Berta”, pero más comúnmente traducido por “Gran Berta”, apodo que ha permanecido a lo largo de los años.
Inicialmente entraron en acción contra las defensas belgas solo dos obuses de este tipo; se transfirieron vía ordinaria, divididos cada uno de ellos en una serie de componentes remolcadas por tractores (cinco por cada obús). Las cureñas se proyectaron de forma que permitían el ensamblaje de los obuses con un empleo mínimo de mano de obra y tiempo. La munición estaba compuesta, además de por los habituales proyectiles de alto explosivo, por proyectiles perforantes especiales. El impacto que tuvieron estos enormes obuses pertenece ya a la historia: en el espacio de pocos días los potentes fuertes de Lieja fueron reducidos a escombros y obligados a capitular; igual suerte corrieron después los fuertes de Namur. Las granadas de 420mm penetraban profundamente en las poderosas estructuras fortificadas antes de explosionar, originando ondas de choque que sacudían las defensas desde sus cimientos; además, al efecto destructivo se añadía un impacto moral impresionante: después de pocos días de bombardeo ininterrumpido, los defensores de los fuertes quedaron reducidos a un estado de autentico colapso psíquico.
Tras las operaciones en Bélgica, los obuses pasaron al frente oriental, donde repitieron su actuación; a ellos se unieron pronto otras piezas, también producidas por Krupp y algunos fueron utilizados todavía sobre el frente occidental. Sin embargo, no debía pasar mucho tiempo antes que surgiese un notable inconveniente: la precisión del tiro disminuía progresivamente a medida que la boca de fuego sufría la presión provocada incluso por un empleo limitado y, en consecuencia, se reducía sensiblemente la eficacia del tiro. El “Gran Berta”, aunque disponía de un alcance máximo de 9300m, conseguía la máxima precisión disparando a una distancia de 8680m. El “Gran Berta” obtuvo sus resultados mas brillantes contra los fuertes belgas. A partir de ese momento, su importancia fue gradualmente disminuyendo; una prueba de ello esta en el hecho de que, a pesar de que fue ampliamente utilizado durante la batalla de Verdún, los informes franceses de la época prácticamente no hacen ninguna mención de él, señal evidente de que el arma había perdido su eficacia. De hecho, no permanecieron en servicio después de 1918, mientras que los obuses Gamma, los mismos que sirvieron de base para el desarrollo del “Gran Berta” remolcado continuaron operando. Uno de ellos entro en acción en 1942 durante el asedio de Sebastopol.

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