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martes, 20 de mayo de 2008

El heroe Irlandes Cú chulainn

Cú chulainn, la historia

Cú Chulainn significa el "perro de caza de Cullan". Cuando era niño su nombre era "setanta" que significa ‘el pequeño’. Se convirtió en Cú Chulainn cuando mató al perro guardián del herrero Cullan, y así prometió guardar la casa de los herreros en lugar del perro. Cú Chulainn es uno de los grandes héroes irlandeses. Los hechos más famosos de este héroe se encuentran en la saga Táin Bó Cualgne (El robo de ganado de Cooley). Su propio nacimiento tiene ya características mágicas, pues tiene un padre divino y otro mortal. La madre de Cú Chulainn era Dechtire, hija del druida Cathbad quien era, a su vez, consejero del rey Conchobar. Fue Cathbad quien predijo que Cú Chulainn sería un gran guerrero, pero que moriría joven. Al poco de casarse Dechtire con Sualtam, hermano del depuesto líder de Ulster Fergus, huyó junto con sus cincuenta damas al más allá convertidas en bandada de pájaros. Durante el banquete de boda tragó una mosca que le hizo soñar con el dios solar Lugh, que fue quien le dijo que emprendiera ese viaje. Cathbad tranquilizó a su yerno diciendo que Dechtire sólo había ido a visitar a sus parientes, puesto que su abuelo materno era Aonghus. Lo cierto es que Lugh retuvo a Dechtire en el más allá durante tres años.
Cuando Dechtire y sus damas regresaron a Emain Macha —la fortaleza de los reyes de Ulster— en forma de pájaros de brillantes colores, Dechtire esperaba un hijo de Lugh, Setanta. Sin embargo, Sualtam estaba tan feliz de tener de vuelta a su esposa que aceptó al muchacho como si fuera su propio hijo.
Desde joven Setanta aprendió las artes de la guerra, pero nadie fue consciente de su fortaleza y bravura hasta que mató a un enorme perro con las manos desnudas. El buen herrero Culann vivía solo, plenamente entregado a su trabajo. Para cuidado de sus cosas y rebaños, tenía, como guardián, un enorme perro. En cierta ocasión, el rey Conchobar recibió invitación de su artesano para que compartiese la mesa de un simple forjador. El soberano, que conocía el estilo de vida del herrero, procuró presentarse con poca comitiva. Cuando se dirigía a casa de Culann, vio que su sobrino Setanta estaba venciendo a unos cincuenta muchachos en juego de competición. Quedó tan maravillado de la fuerza y destreza del niño, que lo invitó a que lo acompañase, como si ya fuese uno de sus guerreros. Pero Setanta quiso terminar las pruebas.
Cuando Conchobar llegó a casa del herrero ya no se acordaba de que había de llegar su sobrino. El herrero cerró las puertas del muro que rodeaba su casa y dejó suelto al perro como guardián ante la puerta. Cuando llegó el niño, penetra en el cercado y el perro se abalanza contra él. Pero en el momento en que el can abre la boca, Setanta lo coloca, en la garganta, una bola de las que se utilizaban en las competiciones. No termina aquí la cosa: lo estrangula y lo arroja contra la pared, estrellándole la cabeza contra uno de los pilares de la entrada.
Los invitados salen de la casa para ver qué ocurre y ven a un niño de seis años junto al perro destrozado. Al ver aquello Culann se entristece sobremanera. Aquel perro era su compañero inestimable, su colaborador más fiel. Setanta intenta consolarle: "No te apenes. Te regalaré un cachorro que, cuando sea mayor, te prestará el mismo servicio que hasta hoy ha cumplido tu perro guardián. Mientras el perro crece, yo haré las veces de guardián como si fuese tu perro".
Culann agradeció el gesto pero declinó la oferta. Y por aquella bella acción, el druida Cathbad puso a Setanta un nuevo nombre: "El perro de Culan", con el que, desde entonces, fue conocido por todas las gentes del Ulster e, incluso, allende aquellas tierras.
Siendo aún un muchacho, Setanta inicia un complejo proceso ritual que le conducirá a la adquisición final de la condición de guerrero, momento que sucede cuando escucha los buenos augurios del druida para quien en ese determinado día, tomara las armas, cosa que él exige y consigue de manos del rey, no sin antes haber destrozado varios juegos hasta encontrar las apropiadas a su fortaleza. Cú Chulainn era muy admirado por todas las mujeres. Se enamoró de Emer, hija de Fogall, un astuto jefe de clan cuyo castillo estaba cerca de Dublín. Cú Chulainn pidió la mano de la muchacha, pero su padre, que se negaba a la unión, indicó que Cú Chulainn todavía tenía que consolidar su reputación como guerrero, sugiriendo que aprendiera del campeón escocés Domhall. Cú Chulainn supo por Domhall que el mejor maestro de armas era Scathach, una princesa guerrera de la Tierra de las Sombras. Así que partió hacia el misterioso lugar y se puso a su disposición. Scathach le enseñó su famoso paso de combate. El joven héroe fue adiestrado por ella durante un año y un día y se hizo amante de su hija Uathach. Aparentemente, Scathach temía por la seguridad de Cú Chulainn, y procuró sin éxito que no se enfrentara con la amazona Aoifa, enemiga declarada de Scathach. Sin embargo lo hizo y logró vencerla valiéndose de la astucia, tras lo cual se convirtió en su amante y tuvo un hijo con ella, el infortunado Conlai, que más tarde Cú Chulainn dio muerte, ya que cuando el joven vino desde la Tierra de las Sombras a visitar Ulster no se reconocieron y el enfrentamiento fue inevitable. Desgraciadamente, el anillo de oro que llevaba Conlai delató su identidad cuando ya era demasiado tarde. Aunque Cathbad había alertado que cualquiera que mantuviera su primer combate en un día fijado de antemano estaba destinado a tener una vida corta, Cú Chulainn, impaciente por luchar contra los enemigos de Ulster, blandió de inmediato sus armas contra tres guerreros semidivinos llamados Foill, Fannell y Tuachell y sus numerosos seguidores, matándolos a todos.
En ese combate Cú Chulainn mostró por vez primera su frenesí bélico y su transformación en el momento de la batalla: su cuerpo se estremecía violentamente; los talones y las pantorrillas se giraban hacia adelante; un ojo se le adentraba en la cabeza mientras el otro sobresalía, enorme y rojo, en la mejilla; la cabeza de un hombre le cabía entre las fauces; su boca se deforma hasta las orejas; el pelo se le erizaba como espino, con una gota de sangre en cada punta; y en lo alto de su cabeza se elevaba, como el mástil de un barco, una gruesa columna de sangre oscura. Como al volver a Emain Macha en su carro "engalanado con las cabezas sangrantes del enemigo" aún tenía en el cuerpo el frenesí de la batalla, sólo gracias a una treta de la reina de Ulster, Mughain, se salvó la situación. La Reina envió fuera de las defensas del castillo a un grupo de unas ciento cincuenta muchachas desnudas que llevaban tres tinajas de agua fría. Introdujeron en ellas con suavidad al asombrado y ruborizado Cú Chulainn: la primera estalló, en la segunda el agua hirvió furiosamente y la tercera ya sólo se puso muy caliente. De esta forma fue aplacado el guerrero tras su primer baño de sangre. Cú Chulainn acude a la batalla montado en su carro conducido por su auriga Laeg, quien también cuenta con ciertos poderes sobrenaturales, y tirado por dos caballos que nacieron durante el periodo de su concepción. Entre las armas del héroe destaca la lanza conocida como Gae Bulga, arma terrible que provoca la muerte instantánea al ser arrancada.
Finalmente, Cú Chulainn regresó a la fortaleza de Fogall para casarse con Emer, que no se la quiere dar en matrimonio. Cú Chulainn combate con todos los guerreros del padre de Emer, a los que da muerte y logra rescatar a la princesa, que su padre había encerrado en un castillo de imposible acceso, a no ser para un héroe como el audaz enamorado.
Sus hazañas en combate son innumerables, protagonizando especialmente el relato conocido como Táin Bó Cuailnge, "El Robo de Ganado de Cooley", donde él solo libra al Uladh de la amenaza de la reina Medb de Connacht. Como corresponde a su carácter semidivino, Cú Chulainn entra en contacto con los dioses, tanto con su padre Lug, como con las diosas guerreras Morrigán, Nemain y Badb, e igualmente realiza incursiones en el Más Allá. De aspecto hermoso es deseado por todas las mujeres con las que se cruza, lo que provoca los celos de su esposa Emer, quien le hace pasar por una serie de pruebas sobrenaturales antes de casarse con él. El concepto del honor es tan importante en el héroe que mata a su único hijo por salvar el reino.
Aclamado campeón de Irlanda en un concurso de cortar cabezas, en poco tiempo Cú Chulainn fue invencible en el combate, destreza que le iba a resultar muy necesaria en su última batalla, un combate épico preparado por la reina Medb (o Maeve), señora de Connacht, en la que se enfrentó en solitario al ejército invasor de la reina. La principal razón, un robo de ganado a gran escala, era la búsqueda del famoso toro castaño de Cuailgne. Pero el tirano dirigente de Ulster, el rey Conchobar Mac Nessa, intervino también reclutando a rebeldes de Ulster y otros muchos irlandeses en el bando de la reina Medb. Una profecía le había anunciado que vería su ejército cubierto de "escarlata y rojo" por culpa del valor de Cú Chulainn, pero estaba decidida a llevar a cabo la invasión y, además, contaba con tres bazas a su favor. La primera, que el gran héroe tenía como enemigos a la familia de Calatin, cuyas hijas eran brujas. Justo en su último paseo con su fiel auriga Laeg, las brujas le hechizaron quemándole un hombro y una mano. La segunda, que atacó cuando los hombres de Ulster estaban en un mal momento por la maldición de Macha, que les impedía luchar durante cinco días y sus correspondientes noches. Y la tercera, que Cú Chulainn había perdido el apoyo de la diosa Morrigan, señora de la guerra (que se convertirá posteriormente en el hada Morgana), al rechazar su amor. Finalmente lanza todas las fuerzas de Irlanda, combinadas por el hijo de Cú Roi, contra el campeón de Uladh. Durante tres meses no cesan las luchas, de uno en uno o por grupos, Cú Chulainn siempre sale vencedor. No importa demasiado las heridas que recibe. Por la noche, Lugh, el de largos brazos, acude a su lado para curarle con bálsamo de recuperación. Sin embargo, Cú Chulainn combatió a pesar de todo y rechazó el avance del ejército de la reina Medb por medio de astutas tácticas y sorprendentes ataques hasta que el efecto de la maldición de Macha se desvaneció y los aturdidos guerreros reaccionaron a la llamada a las armas de Sualtam Mac Roth. Sin embargo, esta ayuda llegó tarde para Cú Chulainn que, acorralado por el enemigo, fue vencido a pesar de la intervención de su padre, el dios solar Lugh. Su único acompañante, Laeg, resultó herido por una lanza y el propio Cú Chulainn sufrió una terrible herida en el estómago que ni Lugh pudo curar. Finalmente, el campeón de Ulster se ató a una piedra vertical para poder luchar hasta el último aliento. En cuanto murió, Morrigan se posó en su hombro en forma de cuervo y el hijo de Cú Roi se ensaña con el cuerpo muerto del héroe cortándole la cabeza y la mano derecha, en señal de triunfo y abandonando el cuerpo a las aves carroñeras. Conall, su hermanastro, consiguió reunir todos los trozos, pero Ulster lloró amargamente la muerte de su campeón. Además, su fama era tal que las proezas de Cú Chulainn influyeron en el desarrollo de la leyenda artúrica en Gran Bretaña y Francia.